Como maestra tengo un sinnúmero de anécdotas que puedo compartir y que las compartiré una a una.  Por lo pronto esta sucedió hace un poquito más de un año. ¿Cuántas veces no hemos visto a un niño y le agarramos la nariz entre los dedos cordial e índice?  Pero bueno, yo era titular del grupo de segundo de primaria y era invierno, ya saben cuando un niño comienza con grupa y mocos y se la pasa a otro y a otro, luego el virus mutado se le pasa a la maestra y la maestra a los niños y asi va el ciclo. En fin, mientras supervisaba el trabajo de los niños se acerca uno y me dice:

"Miss Becky, ¿puedo agarrar un kleenex?”
"Claro que si!" dije.  En ese momento mi mente se desconectó de mi cuerpo y sólo actué.  Extendí mi mano para apretarle la nariz en gesto de cariño. Cuando apreté su nariz mi mente reaccionó y me dijo: "Nooooo!!!!! No lo hagas te acaba de pedir un kleenex!!!". Fue demasiado tarde, ya le había exprimido los mocos en mi mano.

Por eso hay que escuchar con atención lo que nos dicen los niños!  Ahora lo recuerdo y me río, pero creanme que en su momento no me estaba riendo. :)