Lo confieso.  Llevo más de un año sin escribir en mi blog y es una verdadera ingratitud.  No porque mi vida sea súper interesante o porque crea que el mundo de allá afuera está al tanto en mi diario vivir.  No. No, para nada.  Tampoco es el hecho que sea más elocuente por escrito, que dicho sea de paso, no es así!  Y aquellos de ustedes que me conocen en persona pueden dar fe que es todo lo contrario a eso.

Después de que nos robaron el carro comenzaron a surgir las preguntas frecuentes.  ¿Dónde te lo robaron?¿Lo tenías asegurado?¿Qué vas a ha hacer ahora?, etc....  Pero la pregunta que yo tenía era ¿Cuánto cuesta el pasaje de la pesera*?  Después de averigüar el costo, que dicho sea de paso se me hizo una exageración, comencé con los cálculos de tiempo, velocidad y distancia.

Cada vez que esperaba o me subía a una pesera, era una aventura nueva para mí.  Es decir, ¿de qué iba a servir amargarme o victimizarme?  Sí, vilmente me robaron el carro.  Sí sentí bien feo.  Pero una noche antes de que eso sucediera, mis hermanas y yo habíamos ido a un concierto de un cantante cristiano, Evan Craft, y ahí él interpretó la versión en español de la canción Diez Mil Razones de Matt Redman.  Ese canto era lo que mi interior entonaba.  "Lo que sea que pase y lo que sea que venga, aún cantaré al caer la noche" (parafraseado).




De igual manera, las palabras de Job se hacían presentes en mis pensamientos cuando dijo: "Jehová dio, Jehová quitó.  Sea el nombre de Jehová bendito." Job 1:21b
Y con ese versículo recibimos consuelo, sin saber que Dios tenía preparada una sorpresa para nosotros...


*Pesera.  Nombre que se le da al transporte público en algunas regiones del país.  Su nombre se deriva de la moneda peso, cantidad (1 peso) que se pagaba en sus primeros años.  Conocida en otras partes como camión, camioncito, public transportation, bus ó guagua.