Pasaron los meses y mi tiempo en San Miguel de Allende había llegado a su fin. Mi papá me ayudó a mudarme de regreso a Reynosa en julio del 2013. Ya, gracias a Dios, tenía trabajo de tiempo completo y comencé a trabajar un mes después de haber llegado. Mi rodilla si me daba lata de tanto en tanto, pero era tolerable.
Por fin, en enero del 2014, a casi un año de haberme lesionado, fui intervenida quirúrgicamente en el hospital del seguro. Que dicho sea de paso, me atendieron muy bien y gracias a Dios todo salió bien . Ya en la casa no sentía nada, claro continuaba con el efecto de la anestesia y la medicina del dolor. Tenía mi rodilla un tamaño grotesco, parecido al de un elefante, que en realidad, por las puntadas más bien lucía como una foca o lobo marino, pero sin los bigotes.
La lección que aprendí esta vez fue que hay que crear conciencia en la gente a cerca de las personas discapacitadas. Estuve en silla de ruedas por casi 2 meses y era difícil especialmente en el supermercado para que dejen pasar. Inclusive en ocasiones hasta me miraban feo como sí les estuviera estorbando .....que posiblemente no estaban tan lejos de la realidad. Aunque a la vez, ellos me estorbaban a mi también :D.
Iba a trabajar en silla de ruedas y los niños de mi clase de kinder ya están bien acostumbrados que hasta se peleaban por empujar mi silla. Sólo el elegido tenía el privilegio. Así qué por medio de este post quiero animar a los lectores a tener conciencia y consideración por los discapacitados y las personas de la tercera edad y en lugar de hacerles mala cara, ayudenles. No usen los cajones de estacionamiento que son designados a ellos. No es porque tengan más privilegios que los demás sino porque los necesitan más que los demás.
- 12:30:00 p.m.
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