Nota: Dejaré que los lectores decidan que partes son verdad y que partes ficción del siguiente post. :)
Querétaro, abril 2013.
¿Qué palabras utilizarías si te pidieran que te describieras? Bueno, si me preguntan a mi, yo diría: tímida, reservada, observadora, seria y poco social. Pero a la práctica solo una de esas palabras es verdad.
Esta historia no comienza en Querétaro, sino que mas bien continúa ahí.
La sala de espera de ETN en a terminal de autobuses de Querétaro no es la más grande ni la menos ruidosa, pero cumple con su función. Ya tenía esperando varias horas a que llegara mi autobus del Distrito Federal a mi destino final (¡Uy! Qué padre suena....¡mi destino final!). Otras personas subían a los camiones y se iban y yo continuaba ahí. Gracias a Dios yo no era la única que espera ese camión, qué deprimente hubiera sido.
Todos nos dirigíamos a nuestros lugares de origen para as vacaciones de Semana Santa y Pascua. Y mi papá me había aconsejado comprar mi boleto con anticipación por que si no: "Te va a tocar un asiento hasta los baños." me dijo. ¿Quién viaja a Reynosa? me convencí a mi misma haciendo caso omiso a la voz de la experiencia.
Por fin llegó el camión y todos, como abejas a la miel, nos amontonamos para documentar maletas y subir al autobus.
-Parece que va llenísimo.-
No, no era la voz de mi conciencia ni una aparicón de mi padre el que me hablaba sino un hombre joven que estaba formado detrás de mí. Un hombre muy atractivo vestido a la "smart casual".
-Sí, eso parece.- concordé con él, volteándome para subir al camión. Fue entonces cuando me di cuenta que no era un ETN sino un Omnibus de México.
-Disculpe,- le dije al chofer- yo compré mi boleto en ETN.
-Sí, pero están agotados y su boleto es del asiento 46.- me contestó no de muy bonitos modos. Creo que todos en general ya queríamos llegar a nuestras casas.
Caminé por todo el angosto pasillo del autobus hasta el asiento 46, asegurándome varias veces que mi boleto tenía la numeración correcta mientras trataba de no golpear a nadie con mi maleta de mano. Que dicho sea de paso, es todo un arte maniobrar en esos camiones. Cuando por fin llegué a mi asiento me quedé sin poder creer lo que veía.
-Debe ser una broma.- dije en voz alta mientras mis ojos se dirijían al final del camión.
-No, no es broma. Esos son los baños- me dijo el mismo joven que me habló abajo.- ¿Te ayudo con tu maleta de mano?-
-No, está bien, gracias. Solo estoy reponiendome de la impresión.- dije sentándome.
-¿Cuál impresión?- me preguntó mientras tomaba el asiento 47.-¿La cantidad de gente que está viajando?
-No,- le contesté sonriendo -los baños. Mi papá me sugirió comprar mi boleto con tiempo pero no le hice caso.-
-Suele suceder.-
-¿A ti también te dijeron?- le pregunté
-Sí, mi tía que vive en Matamoros. Igual que tu traté de comprar un boleto en ETN y ya no habían.
-Frustrante ¿no?
-Bastante. ¿Y crees tu que toda la gente viene del D.F.?- me preguntó
-Ni idea.
-Ojalá muchos se bajen en la siguiente parada.
-Y si. Aunque me temo que no habrá siguiente parada. Según es viajé directo.
-O sea que tenemos doce horas continuas para platicar y conocernos.- me dijo con una sonrisa picara.
-No sin antes considerar que planeo dormir ocho de esas doce horas.- le contesté. Él solo sonrió.
-Entonces utilizaré bien esas cuatro horas para conocerte.- dijo todavía con una sonrisa en sus labios. Fue entonces cuando aprovechó para preguntar por mi nombre.
-¿Y tú?- le pregunté - ¿cómo te llamas?
-Hugo. Me llamo Hugo.-
-Buenas noches Hugo.-
-Buenas noches.
Me puse mis calcetines. Saqué mi almohada, mi antifaz y mi colcha de viaje y comencé a ponerme cómoda. Hugo sólo me miraba con una sonrisa curiosa.
-¿Siempre viajas así?- me preguntó con su mano bajo su barbilla y una ceja levantada.
-¿Cómo así?
-Así. Preparada para dormir.- explicó.
-Claro! Especialmente si voy a viajar junto a los baños.- Hugo no pudo contener la risa.
-Que pases una linda noche.-Me dijo reclinando su asiento.
-Tu también.
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-¡Por fin!- dije mientras me incorporaba y a la vez se vaciaba el autobús. Después de cuatro horas de platicar sobre varios temas, al fin me iba a bajar del camión!
Hugo se había puesto de pie también. Él continuaría dos horas más. Ya con su saco puesto y con un chiclito en a boca. Pasaba sus manos por su cabeza tratando de acomodar su cabello cobrizo
-Oye, ¿me puedes dar tu número de teléfono? Digo, voy a estar por aquí un tiempo y quizás te puedo llamar.- dijo medio nervioso.
Yo sonreí -Claro- y le di mi número. Lo guardó en su celular. -Gusto en conocerte Hugo- le dije. Caminé por el pasillo ya vacío. Cuando llegue al final del pasillo sonó mi teléfono. Mostraba un número que no conocía pero que ya sabía de quién era.
Contesté el teléfono.-¿Hola?-
-¡Ey!- era Hugo. Vi hacia atrás. Él continuaba parado al final del pasillo con mano derecha en el bolsillo y la izquierda en su celular- Igualmente- Ambos sonreímos y colgamos el telefóno a la vez. No había nada más que decir.
@CentraldeQueretaro
- 11:22:00 a.m.
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